FULGOR DE PRISMA
LA JUSTICIA QUE QUEREMOS
*por José María Cabrera Dalence
Recientemente
un Viceministro de la cartera de Justicia, reconoció la perenne inexistencia de
la Independencia Judicial durante los sucesivos gobiernos en la historia de Bolivia.
La
sumisión de la Justicia a la política, no es su único mal, hay que agregarle su
endémica corrupción para favorecer a quien pueda comprarla, y a partir de ello
sumarle aún una multitud de vicios, con lo cual ésta, virtualmente, se
encuentra hoy inhabilitada para poder cumplir con su importante rol de
garantizar una sociedad más justa y pacífica.
Es por
esto que mucho se ha hablado y se habla, de la necesidad de una reforma
judicial, pero es tal el deterioro, que acometerla directamente, no sería suficiente
para rencauzar este Valor y rama esencial del gobierno democrático, sino que
imprescindiblemente, y antes de cualquier reforma, se debe encarar un auténtico
e histórico Pacto de Justicia en el cual los bolivianos arribemos a un
consenso esencial sobre “Cuál es la Justicia que queremos”; si una que
simplemente favorezca al poderoso de turno, o tal vez solo a las grandes
mayorías del momento, o si por cuenta una que pueda actuar imparcialmente y
aplicando solamente el Derecho.
La
respuesta sincera a esta cuestión, políticamente no es sencilla, ni menos aún
ingenua, ya que los adversarios no desaprovecharían la mínima oportunidad para
destruir a su oponente, pero paradójicamente la mantención de un sistema
perverso, como el actual, tampoco les garantiza lo contrario.
Encontrándonos
ante esta disyuntiva y con la finalidad de poder encontrar los contenidos
mínimos y esenciales, a partir de los cuales sea posible fundar no solo una
nueva rama judicial en Bolivia, sino un sistema que sustente amplias Instituciones
y Políticas de Justicia, la filosofía nos brinda, de la mano del Profesor John
Rawls y su noción de la Justicia como Equidad, una muy útil herramienta
a partir de la aplicación del ejercicio mental e hipotético llamado el Velo
de la Ignorancia, mismo que plantea imaginar cuáles serían aquellas
decisiones y acuerdos racionales a los cuales arribarían los representantes de
una sociedad, para definir los requisitos para el acceso y distribución de los
bienes y recursos con los que cuenta ésta, pero bajo la circunstancia especial
de que éstos representantes no van a poder conocer en absoluto las condiciones
particulares de cada uno de sus representados, no sabiendo si éstos son ricos o
pobres, hombres o mujeres, con mucha o escaza educación y, en suma, ignorando
absolutamente cualquier ventaja o desventaja que los pudiese caracterizar.
En este
escenario, al que Rawls denomina la Posición Original, los representantes
racionalmente arribarían siempre a unos Principios de Justicia
universales y válidos para cualquier sociedad en todo tiempo, y que lo serían
entonces también para el caso actual boliviano, siendo el primer gran consenso,
que a cada persona se le debe
garantizar un igual derecho a las más amplias libertades, y un segundo consenso
consistiría en que las desigualdades sociales y económicas, deben resolverse de
modo tal, que en primera instancia los bienes y recursos deben ser asequibles para
todos en condiciones de igualdad de oportunidades, y luego de ello, en
una forma que resulten en el mayor beneficio de las personas menos aventajadas
de la sociedad.
* Constitucionalista,
Profesor de Derecho,
y ex Procurador General del Estado
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