¿A
QUIÉN LE IMPORTA LA EDUCACIÓN?
Por José María Cabrera Dalence*
En vista del perseverante
rechazo de politizados sindicatos de profesores, opositores a la implementación
de la educación a distancia, finalmente la gestión 2020 fue prematuramente
clausurada el pasado 2 de agosto, y todos los estudiantes promovidos de curso
por decreto.
Los profesores, sea dicho de
paso, no sufrieron ningún descuento en sus salarios, pese a que quedaron
liberados de continuar con su labor de enseñanza de la niñez y juventud
boliviana, siendo éstos últimos, los únicos y directos afectados con la
supresión de su proceso de aprendizaje.
En Italia, Anita, un
estudiante de 12 años, dio inicio a una serie de protestas por parte de
estudiantes en las puertas cerradas de sus establecimientos educativos, quienes
munidos de sus libros se asientan allí para autoenseñarse ante la vista de toda
la ciudadanía en reclamo de la reapertura de sus colegios.
Hoy en Bolivia el desconfinamiento
ha implicado la realización de masivas concentraciones políticas y ampliados
sindicales, la autorización de la concurrida feria de alasitas en el Cambódromo,
y hasta la reapertura de bares y discotecas. Todo está nuevamente reabierto,
menos las escuelas.
Como colofón de este triste
panorama, dos sucesos marcan hoy la agenda pública de la educación nacional; el
primero de ellos las violentas protestas de las asociaciones de padres de
familia ante diferentes gobiernos municipales, pero paradójicamente no en
reclamo de educación para sus hijos, sino demandando que el presupuesto de los
desayunos escolares les sean transferidos a ellos, y el segundo suceso, el
anuncio con bombos y platillos por parte del Ministro de Educación de que
recién en Febrero se retornaría al nuevo año escolar, pero en modalidad
semipresencial, volviendo así exactamente al mismo punto de partida del año
pasado que habría enfrentado la negativa de los sindicatos de maestros al uso
de la educación a distancia.
Importante apuntar que la
indicada modalidad semipresencial,
apunta más bien a una educación presencial a media fuerza, pues absolutamente
nada se ha adelantado ni proyectado para la efectiva implementación de la educación masiva a distancia.
Es tan evidente el menosprecio
por la importancia y valor de la educación en la clase dirigente boliviana, así
como por el resto de los estamentos de nuestra sociedad, que ante la vista y
paciencia de todos, la gravísima crisis educativa apunta a abarcar una segunda
gestión escolar.
Así como los estudiantes de
Italia, que protestan frente a las puertas cerradas de sus colegios, en Bolivia
urge que todos demandemos la priorización de la educación durante la actual
pandemia del Covid-19, y ello en base a premisas que se deben tener
absolutamente claras para enfrentar ésta crisis:
i)
ningún
sector debe rechazar nunca más la implementación de la educación a distancia.
ii) el
rígido y centralizado “calendario y gestión escolar”, que jamás debió ser
clausurado, debe tornarse también en flexible y regionalizado, tal cual el
esquema de las cuarentenas aplicadas con esa modalidad en el país luego del
levantamiento de la cuarentena rígida, de manera que en estos días de meseta
epidemiológica las clases presenciales hubiesen podido desarrollarse en varios
Municipios.
iii) La
regionalización y flexibilización del calendario y la gestión escolar,
permitiría que cada Municipio aplique la educación masiva a distancia más acorde
con su realidad, con la mejor combinación de sus posibilidades de acceso
tecnológico, televisión abierta o radio.
La cruzada en pro de la
continuidad del proceso educativo de nuestros niños y jóvenes en Bolivia, debe
unir y demandar el mayor esfuerzo y sacrificio de todos los bolivianos.
* Profesor universitario y ex
Procurador General del Estado.
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