FULGOR DE PRISMA
LA VIRTUD DE LA
DEMOCRACIA
* por José María Cabrera Dalence
Aciagos momentos se encuentra hoy atravesando el sistema democrático en Bolivia; y es que ya lo había dicho el papa Juan Pablo II, que “La Democracia necesita de la virtud si no quiere ir en contra de todo lo que pretende defender”.
¿Y cuál es pues esa
virtud requerida por la Democracia para que ésta resulte eficaz, y no
hubiésemos tenido que llegar al punto actual de división y desgarramiento
social entre bolivianos?
Por sobre todo comprender
que no basta solo con ganar elecciones, para luego imponer decisiones contra
viento y marea, llegando incluso a apostar en pos de ello, el presente y futuro
del país.
Tener luego en claro que
en Democracia, la Soberanía no reside en la mayoría circunstancial que ocupa
temporalmente el gobierno, sino que la Soberanía reside en todo el Pueblo, lo
cual abarca y comprende también a la oposición. Esta premisa es tan evidente
que la tenemos consagrada en el Artículo 7 de nuestra Constitución.
Sabiendo esto, recién
entonces es posible comprender a Nelson Mandela cuando afirmaba que “La
democracia exige respetar los derechos políticos de las minorías”, los
cuales básicamente consisten en el derecho al reconocimiento de su existencia, y
a ser respetados como tales y no así humillados ni perseguidos por sus expresiones
de disenso y oposición, derecho a influir sobre la adopción de políticas
públicas y las Leyes que éstas implican, derecho a controlar el ejercicio del
poder, y finalmente derecho a tener las oportunidades de poder transformarse en
mayoría y alternar en el ejercicio de la función de gobierno, para cuyo caso
estos mismos derechos le deberán ser también reconocidos a la nueva oposición.
El compromiso con los
valores democráticos tales como la responsabilidad, la libertad, el
pluralismo, la tolerancia, la igualdad, el respeto, la participación, la
justicia, y la legalidad, entre otros; resultan indispensables para un gobierno
de la Democracia, y de igual modo también el compromiso con los principios
ético-morales indígenas del suma qamaña (vivir bien), ñandereko
(vida armoniosa) teko kavi (vida buena), ivi maraei (tierra sin
mal), y qhapaj ñan (camino o vida noble); importantísimos valores y
principios que hoy por hoy, se encuentran completamente ausentes en nuestra
cruda realidad nacional.
Sin duda alguna el espíritu indómito y noble del pueblo boliviano, demandará a sus clases dirigentes la reconducción de los liderazgos de manera que la virtud de la Democracia, pueda ser verdaderamente ejercida para el bien de la Patria y su heredad.
* Twitter
@JoseMariaCabre, es Constitucionalista,
Profesor
de Derecho, y ex Procurador General del Estado
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