FULGOR DE PRISMA
LA BANDERA FEDERAL
El Federalismo en la era moderna, surge en la
Constitución de los Estados Unidos en el año 1787, y a partir de allí es
irradiado al resto de países, particularmente a los de extensiones
continentales como Méjico, Brasil, Argentina, Australia, Rusia y la India.
El federalismo consiste, básicamente, en el mantenimiento
de elevados niveles de autonomía por parte de los gobiernos locales, al mismo
tiempo que éstos sellan un pacto nacional perpetuo para el establecimiento de
un país y un gobierno a escala mayor, y con poderes exclusivos en materia de
defensa, relaciones exteriores, comercio internacional, política monetaria y
algunas otras más, conservando los gobiernos locales el resto de las
atribuciones gubernamentales.
En Estados Unidos el sistema federal redituó grandes
resultados en la preservación de las autonomías de sus Estados, pero en
Latinoamérica, sin ninguna excepción, no sucedió aquello, sucumbiendo todos
ellos al centralismo de sus gobiernos nacionales, teniendo como el más
deplorable ejemplo de federalismo fallido, al de Venezuela.
Durante todo el siglo XIX y mediados del XX, se mantuvo
un enfrentamiento dicotómico entre federalismo y unitarismo, pero una vez
concluida la segunda guerra mundial con la formulación del nuevo Estado
Regionalizado en Italia, como fórmula intermedia que pretende descentralizar al
centralismo secante, y a su vez unificar la dispersión federal, se inaugura una
nueva era donde ya no prevalecen ni se reivindica a ninguno de los dos modelos
originales y antagónicos, sino a una variante de exitosos modelos híbridos, que
mermaban los excesos de cada uno, y maximizaban sus virtudes.
Cabalmente es en ese escenario que Bolivia, teniendo como
principal modelo al Estado Autonómico español, el año 2009 instaura el Estado
Autonómico en su nuevo texto constitucional, superando por primera vez en su
historia al viejo Estado centralizado, contando desde entonces con Gobernadores
y legisladores electos por voto popular, y un catálogo extenso de atribuciones
exclusivas.
Sin embargo, el Estado Autonómico boliviano en estos casi
trece años, no ha podido desplegar todo su potencial, y ello debido a la
vocación centralista del prolongado gobierno del MAS que ralentizó todo el
proceso y aún más constantemente emitió leyes y medidas recentralizadoras, todo
ello ante la mirada de un acólito Tribunal Constitucional.
En esa perspectiva, es por demás de claro que el problema
con el Estado autonómico no es su necesidad de sustitución por la vía del fallido
federalismo latinoamericano, sino la conquista electoral y democrática de un
gobierno nacional pro autonómico, el restablecimiento de un Tribunal
Constitucional independiente que garantice la contención al desborde del
gobierno central, y no menos importante, el ejercicio efectivo de las
competencias autonómicas por parte de los propios Gobernadores.
Por el contrario, insistir con la retoma de añejas
banderas federales, pese a las evidencias del tiempo y los avances de la
modernidad, tiene todas las muestras de ser, ni más ni menos, un mero acto de
demagogia.
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Twitter @JoseMariaCabre, es Constitucionalista,
Profesor
de Derecho, y ex Procurador General del Estado