FULGOR DE PRISMA
UNO NO VENDE LA TIERRA POR LA QUE
CAMINA SU PUEBLO
* por
José María Cabrera
El título de éste artículo
corresponde a la célebre proclama, emitida alrededor de 1.876 por el gran Jefe
Siux, Caballo Loco, durante las guerras en contra del ejército de
Estados Unidos en defensa de los territorios ancestrales de los indígenas de
Norteamérica.
Hoy en Bolivia, resuena
nuevamente éste mensaje, pues hay también un Pueblo, más bien muchas Naciones
Indígenas originarias, que nuevamente caminan – literalmente - pues van
marchando por cientos de kilómetros, para hacer escuchar su voz, su protesta al
resto del país.
Las pisadas humildísimas, llenas
de dignidad de estas Naciones, han ido marcando durante años auténticos hitos
en la Democracia boliviana, tales como la mismísima reivindicación en el 2.002,
de refundar Bolivia en una Asamblea Constituyente, y por la cual ahora, al
menos declarativamente, se tiene una Bolivia Plurinacional.
Lucharon blandiendo banderas
blancas con la flor del patujú y la tricolor nacional, y en contra de la
invisibilización histórica de Bolivia hacia ellos, como los otros indígenas
no aymaras ni quechuas, reclamando el respeto por sus Territorios ancestrales y
Derechos.
Ahora, la XI Marcha Indígena,
clama por el respeto a sus Territorios ancestrales frente a las impunes
invasiones de los Colonizadores convenientemente rebautizados como interculturales,
que son, básicamente, campesinos migrantes de otras regiones, y que ahora están
disputando las fértiles tierras de los peyorativamente llamados indígenas de tierras
bajas.
Además de ello, los interculturales
no comprenden la simbiosis y gran respeto que vincula a las Naciones
Indígenas originarias con la majestad de sus montes y llanos, habiendo más bien
asimilado a la perfección la incultura capitalista de la explotación total de
la tierra para su aprovechamiento económico inmediato y cortoplacista.
Literalmente se han asentado en áreas protegidas, quemando y devastando el
monte virgen para luego explotarlo.
Semejante situación solo ha
podido suceder con la complicidad de las autoridades de turno, dando muestras de
una tremenda discriminación hacia las Naciones Indígenas originarias del norte,
oriente y sur del país, constitucionalmente dueñas de sus Territorios, y donde
está prohibido que el Estado disponga o implemente políticas y medidas sin una
previa, libre e informada Consulta a las Naciones afectadas.
No quepa tampoco ninguna duda,
que todos los bolivianos, incluidos los interculturales, tienen el
derecho a la tierra y al trabajo honesto en ella, pero no con base en el abuso
y la arbitrariedad.
Urge que el Estado Plurinacional cese
su trato discriminatorio hacia las Naciones Indígenas originarias, y
reconduzcan las expectativas de los campesinos interculturales a través
de los cauces constitucionales del respeto irrestricto a los indígenas, que de
ningún modo lo son de segunda clase, y se defienda además el medio ambiente, de
modo que los Principios ético-morales guaraníes proclamados en el Artículo 8 de
la Constitución, el ñandereko y el ivi maraei, que son la vida
armoniosa y la tierra sin mal, puedan hacerse verdaderamente, una
realidad.
* Twitter
@JoseMariaCabre, es Constitucionalista,
Profesor
de Derecho, y ex Procurador General del Estado