LO SUBNACIONAL Y EL PODER DE LAS PALABRAS
* por José
María Cabrera
Hace ya más de doscientos años el célebre
lexicógrafo y ensayista inglés, Samuel
Johnson, afirmó que el lenguaje es
el vestido del pensamiento, de manera que, detrás de las aparentemente ingenuas palabras,
éstas más bien traerían aparejadas consigo, auténticas ideologías y sistemas de
comprensión del mundo.
Tiempo después,
Napoleón Bonaparte diría que la repetición es la más vigorosa de todas las figuras
retóricas. Así, el
uso de determinadas palabras y su persistente repetición, son una sutil y muy
poderosa manera de distorsionar el entendimiento de la realidad e incidir en el
curso de los acontecimientos.
En Bolivia y para el caso, son muchas las
innovaciones lingüísticas que se pergeñan deliberada y conscientemente para
condicionar el entendimiento de nuestra realidad, palabras que son luego
repetidas irreflexiblemente por otros, y créanlo o no, hasta por muchos cándidos opositores a estos
sistema de pensamiento, y también por un grupo mayoritario de periodistas, con
lo cual el resto de la población queda a merced de los estragos que la
prestidigitación del lenguaje provocará en su comprensión de la realidad.
El término Subnacional, es una de éstas nada
ingenuas palabras, que sin estar ni siquiera mencionada en nuestra
Constitución, ni tampoco en la Ley Marco de Autonomías, ahora reina como
natural y evidente para referirse a los gobiernos subnacionales, elecciones
subnacionales y todo lo que tenga que ver con los gobiernos autonómicos
departamentales y municipales, principalmente; habiendo así, lo Subnacional,
suplantado por completo a lo Autonómico.
Ésta sutileza del lenguaje es devastadora para la
ideología libertaria contenida en la corriente descentralizadora y autonomista,
pues el término subnacional transmite la idea de que los gobiernos autonómicos,
están por debajo y son subalternos respecto del centralismo, noción que
no tiene ninguna correspondencia con lo establecido en nuestra actual Constitución,
que superando al sempiterno Estado centralista, por vez primera introdujo,
inclusive desde su propio Artículo primero, un complejo sistema para un Estado descentralizado
y con autonomías, además de establecer todo el Libro Quinto de la misma para
desarrollar cuatro niveles de gobiernos autonómicos.
Así, el término subnacional viene a
constituirse en un resabio del pensamiento centralista, secante y totalitario,
que fue superado con la reforma constitucional del 2009, y todos quienes se
adscriben en esa reivindicación autonómica y libertaria reconocida por la
propia Constitución, no pueden repetir ni acuñar en ninguna de sus expresiones
la referencia a gobiernos subnacionales sino más bien autonómicos, así como
tampoco a elecciones subnacionales sino también autonómicas, y así tender a
generalizar y normalizar el uso constitucionalmente correcto de los términos
que finalmente contienen a los valores y principios del Estado Autonómico,
inserto en nuestra Constitución, ¿o es que acaso pretendemos retornar al
centralismo?.
* @JoseMariaCabre es Abogado constitucionalista,
Profesor de Derecho, y ex Procurador General del Estado